Crear un hogar saludable para los niños

Un hogar sano es aquel en el que se respira un ambiente agradable, relajante y armónico, en el que el niño se siente querido y puede desarrollar todas sus capacidades físicas, mentales y emocionales.

Hogar sano niños

Con pequeños cambios tanto en el espacio físico en el que crecen nuestros hijos como en nuestra dedicación y actitud hacia ellos podemos mejorar la calidad de vida no solo de los pequeños sino de toda la familia.

  • Rodearnos de elementos saludables. Esto es, evitar materiales sintéticos y colas, apostando por los más naturales, saludables y ecológicos. La mayoría de muebles llevan muchas resinas sintéticas, colas y disolventes que durante su vida útil se volatilizan, produciendo emisiones tóxicas que acabamos inhalando. Existen marcas como COCO-MAT que fabrican sus sistemas de descanso con materiales 100% naturales como la fibra de coco, la lana o el caucho natural, que están derivados de recursos sostenibles y libres de metales.
  • Espacios amplios y abiertos. En la primera etapa de la vida del niño la inteligencia es sensorio-motora, es decir, todos los estímulos que lo despiertan y desarrollan llegan a través de su cuerpo en movimiento y los sentidos. Es necesario crear espacios en la vivienda amplios para que los niños puedan reptar, gatear, caminar, correr… También es muy importante el contacto con la naturaleza. Respecto a la ropa con la que vestimos a nuestros hijos, es necesario que escojamos la adecuada. En ocasiones damos prioridad a que vayan a la “moda” y nos olvidamos de que la ropa debe ser cómoda y permitirles moverse con soltura.
  • Descanso. A la hora de escoger el colchón es aconsejable decidirse por uno fabricado a base de fibras naturales y que garantice una buena ergonomía.  Si nos decidimos por un colchón anti-ácaros o similar debemos prestar especial atención en su composición pues algunos utilizan productos químicos que pueden desencadenar otras patologías. Respecto a escoger la ropa de cama debemos apostar por el algodón y el lino, evitando en la medida de lo posible tejidos sintéticos.
  • Ventilación y orden. Es necesario ventilar y refrescar las habitaciones con regularidad abriendo las ventanas. Una persona pierde de promedio medio litro de transpiración durante la noche, por lo que no se aconseja hacer la cama nada más despertar. Debemos dejar que las sábanas y mantas se ventilen durante un tiempo ya que esto ayuda a evitar que los ácaros del polvo se reproduzcan. Tanto física como psicológicamente es necesario  cuando la habitación se utilice para más de una actividad (dormir/cuarto de juegos/estudio), volver a ventilarla antes de ir a dormir aunque ya hayamos ventilado la habitación por la mañana, de esta manera, renovaremos el aire haciendo que realizar en ella la siguiente actividad sea mucho más agradable. Es importante también que haya unos hábitos de orden antes de ir a dormir (recoger los juguetes, material de estudio) para que la habitación esté preparada y nos trasmita el ambiente necesario para dormir.
  • Limpieza. Lejía, amoníaco, salfumán… algunos de los productos que utilizamos para la limpieza de nuestro hogar pueden llegar a ser perjudiciales para la salud si los inhalamos, por lo que es recomendable ventilar la habitación mientras los utilizamos o al menos, una vez acabemos de limpiar. También podemos optar por utilizar productos naturales para la limpieza como el limón o el vinagre e incluso hacer nuestros propios ambientadores caseros.
  • Control de la instalación eléctrica y de aparatos enchufados.  Muchas instalaciones eléctricas generan pérdidas de campo eléctrico por lo que por precaución podemos alejar la cuna/cama de nuestros hijos de los puntos y tomas de la instalación eléctrica. También es necesario evitar campos electromagnéticos (wifi, móviles) al menos mientras durmamos, puesto que interfieren en nuestro sistema biológico. Los comunicadores y cámaras inalámbricas de vigilancia emiten en alta frecuencia por lo que se recomienda si no podemos prescindir de estos aparatos, alejarlos lo máximo posible del bebé (no ponerlos al lado de su cabecita en la cuna).
  • Proteger sin obsesionarnos. Los niños necesitan experimentar para aprender. Hay que protegerlos de los peligros pero no sobreprotegerlos. Por tanto hay que adaptar “lo justo” tanto su habitación como el resto de espacios de la casa.
  • Escucha activa. Los niños necesitan padres emocionalmente sanos que les observen, conozcan y respeten, y les ofrezcan el estímulo adecuado en el momento oportuno. A pesar de que todos llevamos una vida ajetreada sin tiempo para nada, debemos ser capaces de buscar un «huequito» para dedicárselo a nuestros hijos. Ellos serán más felices y nosotros también 🙂

Fuente: Redacción, Arquitectura Sana, Creix amb traça

Fotografía: Coco-mat

Articulo original de DecoEstilo.com. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de este feed con fines comerciales.

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