Siempre nos dicen que los colores intensos no son buenos para colocar el en salón, el comedor o el dormitorio, ya que los mismos alteran la tranquilidad visual, pudiendo generar una sobreexcitación de la vista. Pues bien, entonces vayamos a donde sí podemos usarlos, como el caso de los baños, y el color que elegiremos será el anaranjado.
Es intenso, alegre, cálido y fresco (según la época del año), y al mismo tiempo, no es tan pasional como el rojo, sino que en ese sentido, es bastante neutro. Al igual que como siempre recomendamos con los colores fuertes, es más interesante, lograr introducirlos de manera discreta, que sobrecargar la habitación.
Esto se debe a que un detalle en anaranjado, resalta 10 veces más, que si hubiésemos puesto el mismo detalle en azul. Por ejemplo, se puede empezar por las cortinas de la ducha, quizás algún azulejo nuevo que posee el color, o bien, algo mucho más sencillo y sutil, como pueden ser toallas en anaranjado.
Hay muchas opciones de combinación; el negro y el blanco, son dos de los colores más usados para acompañar, aunque para ser francos, los mejores resultados se consiguen, cuando también entran en juego el marrón de los muebles de madera y el plateado de alguna estructura metálica.
Claro está, si opta por un anaranjado pálido para las paredes, luego puede jugar con tonalidades más oscuras del mismo color, para lograr contrastes. De lo contrario, si quiere colocar algo intenso, el anaranjado oscuro, es una idea magnífica, que a continuación la puede ver.
