Muchas veces las habitaciones de invitados acaban convertidas en trasteros y almacenes de muebles descoordinados. Un desastre, vaya. Pero decorar este cuarto es más fácil de lo que piensas si sigues unos consejos sencillos y prácticos.
La habitación de invitados, aunque no es un cuarto principal, tiene su importancia. Por eso, hay que prestarle la debida atención y dedicarle un tiempo para organizarla y optimizar el espacio.
El espacio de que dispongamos va a darnos la pauta de lo que podemos hacer, pero aún un cuarto pequeño se le puede sacar buen partido.
Los elementos básicos que necesitaremos para que esta habitación cumpla su función son una cama, un armario, una pequeña estantería, una mesilla de noche, una mesita con espejo y una silla. Suponiendo que se trate de una habitación pequeña, que es lo habitual, podemos elegir una cama tipo sofá-cama en clic-clac.
Este tipo de cama nos ofrece un sofá de día y una cama de matrimonio de noche en un movimiento. Para la mesilla, hay unos tablitas que se atornillan a la pared con una bisagra, al modo de las mesas plegables, que no ocupan nada de espacio y sirven para dejar el móvil y un vaso de agua, lo mínimo necesario.
Conviene poner un punto de luz que salga de la pared sobre la mesilla, tipo flexo orientable que ocupe poco y resuelva la necesidad de iluminar de noche sin recurrir a la luz general. Para el armario, en el mercado hay multitud de modelos para espacios pequeños que puede ser hasta de una hoja, con baldas y una barra y su espacio abajo como zapatero.
Un par de tablas nos hacen las veces de estantería y lo ideal es colocarlas sobre la mesa para facilitar la tarea de colocar libros, carpetas, etc. La mesa, como la mesilla, puede ser tipo tabla atornillada a la pared que se pliega cuando no se usa y no ocupa espacio. Una silla cómoda rematará el conjunto y otorgará a la habitación de invitados de todo lo necesario para una cómoda estancia.
Fuente de la imagen: Orleans_