Decorar la casa con arte moderno puede ser una odisea tan divertida, que vale la pena experimentarlo por lo menos una vez en nuestras vidas. El motivo es sencillo: al verse compenetrada en la tarea, una irá buscando cada vez cosas más sorprendentes, ya sea por lo extrañas, por lo impensadas o todo lo contrario por lo normales.
Y decimos esto por que solo al ver la portada ya tenemos un abanico muy amplio de ideas para tratar. Lo primero que llega a la vista son las pinturas y fotografías en la pared, esculturas, la alfombra y las lámparas.
Las fotografías pasan a ser el eje central de todo; la idea es sencilla, solamente buscar cosas que uno quiera colgar de la pared y hacerlo, aunque las grandes combinaciones terminan siendo las que muestran cosas simples, absurdas o cotidianas y no tanto paisajes o fenómenos de la naturaleza. Lo mismo sucede con las esculturas; aquellas que emulan personas y rostros, son dos de las ideas más buscadas.
Luego las luminarias se entremezclan entre algunas muy modernas, otras un tanto extrañas, junto con algunas que parecen salidas de un mercado de segunda mano. Por su parte las alfombras, mezclan sensaciones, observándose algunas muy normales y otras que sutilmente se salen de lo común agregando detalles, como palabras en otros idiomas.
El color por naturaleza para este tipo de viviendas es el blanco, pero puede probarse con otras opciones, como el gris en combinación con madera, o por qué no, el color del 2012, el mandarina tango.
Con respecto a las paredes, es un factor importante lo hecho por una misma, como el encuadrar frases que nos gusten, dibujos hechos por nosotras e inclusive hacer trípticos o similares con dibujos hechos por hijos o sobrinos.
