Los suelos de vinilo son una magnífica idea si lo que queremos es cambiar nuestra decoración del suelo y no queremos hacer obras o quitar las baldosas ya existentes. El vinilo se coloca a la perfección sobre cualquier otra superficie, por lo que quedará ideal sobre el propio suelo.
Hay varios tipos de vinilos en el mercado, algunos de muy sencilla colocación, como en el caso de los auto adhesivos, y otros que están precortados como baldosas y se aplican con cola. También existe el vinilo en rollo, pero desde mi punto de vista esta opción es la más complicada, sobre todo a la hora de ajustar correctamente las medidas.
Antes de colocar el suelo de vinilo debes limpiar muy bien la superficie sobre la que lo vas a colocar. Asegúrate de que el suelo está bastante uniforma, ya que en caso contrario va a quedar muy irregular.
Ha llegado el momento de colocar las baldosas autoadhesivas. Una buena idea es que coloques la primera justo en el centro de la habitación. Esto tiene una explicación muy sencilla ya que es posible que queden grandes o pequeñas y haya que recortar algunas. Esto es mejor hacerlo en las esquinas, porque allí los errores serán menos visibles.
Una vez colocada la primera continuamos con el resto, lado a lado hasta que cubramos todo el suelo. Para fijar bien cada baldosa es importante que presionemos con la mano y eliminemos arrugas o pequeñas bolsas de aire.
Las baldosas que situemos en las esquinas junto a la pared se tendrán que cortar casi seguro. Para ello usaremos un cúter y cortaremos con mucho cuidado antes de colocarla. Se debe medir bien, marcar con un lápiz y después cortar antes de su colocación.
Te recomendamos que elijas un vinilo que no tenga demasiados mosaicos. Si tenemos poca experiencia es posible que queden mal y no haya forma de cuadrarlas. Lo mejor es elegir unas baldosas que sean de un mismo color.Por otro lado es conveniente que hagamos cada vez una habitación ya que no podremos pisarla al menos en 2 días.
Fuente Imagen Stock Xchng