Hay gustos para todo, y a los que nos gusta el bricolaje , el decorar una casa vieja es de lo más enriquecedor. Hay que ser un poco manitas y hacer las cosas uno mismo hasta donde puede llegar, pues hay cosas que se nos escapan, pero vamos a decorar una casa vieja, como hicieron unos amigos que dejaron una joyita y con poco presupuesto.
Esta pareja encontró una casita en un pueblo de la sierra de Madrid, a unos 60 kilómetros de distancia, era una herencia que querían salir de ella para repartir entre los familiares, la vieron, nos consultaron a los que nos gusta este tema y se metieron de lleno a su casita de piedra.
Al verla daba un poco de grima, estaba muy abandonada, era de piedra de granito de la sierra, en un sitio algo perdido, bajo Navacerrada, bastante terreno, pinos y la casa en medio vieja pero con ganas de ser remodelada. Ellos decidieron arreglarla con lo mínimo posible para poder vivir y luego poco a poco seguir arreglando y mejorando. Son una pareja de jóvenes profesionales que le metieron caña al asunto y les salió súper bien.
Los amigos ayudamos todo lo que pudimos, a cambio de una paella que hacían las chicas, por unas birritas y la compañía, limpiamos el jardín, y podamos y arreglamos todas las plantas. Cada detalle era importante en la entrada lateral sobre todo, no era tarea fácil, había mucho arbusto que recuperar, el césped no existía, y las hierbas malas abundaban, pero todos éramos algo manitas en cada cosa, asi que le metimos mano a todo, aprovechamos los fines de semana de primavera para arreglar la nueva casita de piedra de nuestros amigos, y nos juntábamos hasta 6 parejas, que nos gusta lo del brico y la decoración, de las chicas 3 son decoradoras, así que vamos bien servidos.
Las paellas quedaban cada vez mejor, y pasábamos todo el fin de semana juntos trabajando en la casa, fue una experiencia única, ahora lo recordamos como algo precioso, algo más jóvenes, sin bebés y con ganas de rehacer esa estupenda casa vieja, tenía cuatro habitaciones grandes, un salón inmenso, 2 baños y una cocina de pueblo que es como para comérsela.
Mientras arreglamos todo el jardín quitando matojos, recortando los arbustos, quitando nidos de orugas de los pinos, recolocando las piedras del jardín frontal, y recortando el frondoso seto de arizónicas, que lógicamente estaba salvaje y desproporcionado, pusimos andamios y como tenemos todo tipo de herramientas para vivir en el campo, trajimos todo y recortamos como expertos el seto, que quedó perfecto.
Arreglamos la valla escondida dentro del seto para que no entraran animales, y porque tienen 2 perros, y sellamos todo perfectamente. Todo se empezaba a ver precioso fuera de la casa, pero dentro los otros cuatro seguían haciendo de las suyas con la decoración de nuestra querida casita de piedra.
El jardín estaba totalmente limpio y recortado, podado y se veía algo esquelético, pero todos sabíamos que enseguida se vería precioso, como todas las casas antiguas, en el frente tiene una rotonda llena de rosales viejos, que podamos y abonamos, sin tocar las raíces, están acomodados y listos para explotar en primavera. Vamos a ver cómo van en el interior de nuestra vieja casita de piedra.
Fuente Imágenes ThinkStock.